Lugar: paraje La Muela – Sierra de Béjar (Salamanca)
Nombre vulgar: saúco, sabuco.
Floración: de abril a junio.
Crece: en los suelos frescos, con
cierta humedad y nivel freático elevado, principalmente en los sotos y ribazos,
a orillas de los cursos de agua; 0-1200 (1800) m.
Distribución: casi toda la
Península, principalmente en la mitad septentrional.
Observaciones: el saúco es
ligeramente tóxico (las hojas, los frutos verdes y la corteza fresca, pero no
las flores y los frutos maduros, que son comestibles); la toxicidad se debe a
la sambunigrina, un heterósido cianogenético. La madera es de mala calidad, ya
que se agrieta y tuerce con facilidad, por lo que sirve sólo para quemar o para
trabajos toscos de torneado. La médula de saúco se empleó tradicionalmente en
los micrótomos de mano, para conseguir secciones suficientemente finas de los
órganos que se quieren observar al microscopio.
Pero la mayor importancia del
saúco es como planta medicinal. Se le atribuye la propiedad de matar los
insectos dañinos y ahuyentar los sapos, culebras y demás “sabandijas”; la
superstición popular afirma que, para que sean afectivas, hay que recoger sus
flores la víspera o el día de San Juan, a fin de que las bendiga el santo. De
las múltiples propiedades que se le atribuyen sólo hay que dar credibilidad a
la acción diurética y sudorífica de sus flores, y a la laxante de sus frutos y
corteza interna; esta última también tiene propiedades diuréticas, por lo que
se ha empleado en el tratamiento de la ascitis y cirrosis. Las flores son
emolientes, y se usan en compresas, para reducir las inflamaciones de las
encías, y en gargarismos, para suavizar las amígdalas. Los frutos se han
empleado también para dar más color a los vinos.
Se cultiva como ornamental.
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