Lugar: PN
Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén)
Nombre vulgar: if, iphi, mataburros, sabina, sabino, tajo, taxo,
teijo, teiso, teixeda, teixo, teixu, tejo, tejo, tejo blanco, tejo común, tejo
encarnado, tejo negro, tejuelo, tejón, teo, tesio, texeira, texio, texo, tiju,
toxo, té hormiguero.
Floración: al final del invierno y principios de primavera.
Crece: en las hoces, barrancos y laderas umbrosas de las montañas,
principalmente en las calizas; a veces en bosques mixtos, pero casi siempre en
ejemplares aislados y muchas veces en suelos pedregosos e incluso en las mismas
grietas de las rocas; 500-1800 (2100) m.
Distribución: casi toda la Península, restringida en Portugal a las
cumbres de las sierras de Gerês, Montesinho y Estrela.
Observaciones: el nombre específico, baccatus (del latín bacca:
baya), hace referencia a la envuelta carnosa de su semilla, que la hace
asemejarse a una baya.
El tejo es una planta muy
venenosa cuya acción se debe al alcaloide taxina, que actúa sobre el sistema
nervioso produciendo convulsiones, hipotensión, depresión cardiaca y finalmente
la muerte. Toda la planta es tóxica, incluso las semillas; pero no el arilo,
que tiene un sabor dulce y es muy viscoso; con él se ha preparado un jarabe
pectoral; puede producir accidentes graves si se ingieren también las semillas.
Cativolco, rey de los Eburones,
se quitó la vida con el zumo de tejo, para no caer en poder de Julio César, lo
que nos cuenta este último en el libro sexto de la Guerra de las Galias. Su
poder tóxico se ha exagerado hasta el punto de afirmar Dioscórides que: “ofende
gravemente a los que a su sombra se duermen o asientan, y aun muchas veces los
mata”.
A pesar de su toxicidad, se han
empleado a veces las ramas como alimento del ganado vacuno y cabrío, el más
resistente a sus efectos, pero no es en absoluto aconsejable.
Cultivada como ornamental desde
muy antiguo, existen innumerables razas de jardinería (unas 100). Aguanta muy
bien la poda y produce nuevas ramas con gran facilidad, por lo que es una de
las plantas preferidas para formar setos y figuras.
Asociada muchas veces a la idea
de la muerte, quizá por su toxicidad o por su follaje oscuro y sombrío, ha
sustituido en numerosas ocasiones a los cipreses en los cementerios.
La madera es de muy buena
calidad, de color rojizo, con albura amarillenta, muy dura, compacta y
resistente; es de las pocas maderas de coníferas que se puede curvar al vapor;
se tornea bien y acepta el pulimento, por lo que es muy estimada de ebanistas y
torneros. Su empleo más tradicional es para la fabricación de arcos, dado su
gran plasticidad; también para lanzas, picas (que los romanos llamaron taxus), para ejes, husos, recipientes, e
incluso para instrumentos musicales. En la actualidad se emplea para chapas de
revestimiento, piezas de artesanía y elementos ornamentales torneados.
Su gran resistencia hizo que
fuera seleccionada por algunos faraones para construir sus sarcófagos, 2400
años antes de nuestra era. Para ello se tuvo que importar.
Recientemente se le han
encontrado interesantes aplicaciones medicinales al tejo, como antitumoral. De
él se puede obtener un principio activo, el taxol, que como casi todos los
antitumorales, es tóxico. Se usa modernamente en oncología para combatir
ciertos tipos de cáncer, sobre todo en el cáncer de ovario. Al ser muy escaso
en la corteza del tejo, su obtención plantea un grave problema que amenazaba
incluso la supervivencia de estos árboles, pero afortunadamente ya es posible
obtener el taxol por hemisíntesis, a partir de otros derivados similares que se
pueden obtener de las hojas y que no implican por tanto la muerte del árbol.
Palabras clave: árbol, hojas verdes, compuestas, frutos rojos.
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